Lo que iban a ser
unas relajadas vacaciones de semana santa, un poco express, ya que
solo disponíamos de cuatro días, empezaron con muy mal pie.
El destino era el
país vasco, y el viernes a primera hora nos pusimos en marcha y todo
iba según lo previsto, hasta llegar a la altura de Pamplona, donde
Cati recibió una llamada telefónica, de Antonio , que marco un poco
el resto del viaje y aun diría mas el resto de mi vida , una llamada
de contenido muy injusto ,terrible , de las que dejan huella , de las
que no te las puedes creer, mi buen amigo Toño había fallecido, así
sin mas. Tras el primer flash de incredulidad, te llueven multitud de
recuerdos, vivencias compartidas, que durante todo el viaje me
acompañaron, con mayor o menor intensidad, pero estuvieron y están
continuamente presentes en mi memoria.
Sobre las 15 horas
nos instalamos en el camping gran Zarautz, en unas parcelas con
vistas al mar, espectaculares, y esperamos la llegada de nuestros ,ya
habituales , compañeros de viajes ., el matrimonio , Teixido
–Pinyol, en esta ocasión con sus cuatro integrantes, es decir,
Ferran, Renata , Carol y Mónica.
Después de una
comida rápida y una buena tertulia, nos dirigimos a visitar Zarautz,
ya que desde el camping sale un sendero, todo de bajada, que nos
lleva hasta el extremo de la playa, recorrimos el paseo, marítimo,
con la fotografía obligada en el restaurante de Arguiñano. Acabamos
nuestro paseo en casto antiguo donde tomamos unas cervezas y unos
pintxos.
Como el cansancio se
había apoderado de nosotros decidimos regresar al camping en taxi,
ya que lo que a la ida había sido bajada, ahora seria una dura
subida.
El día ya solo dio
para cenar y poco mas.
El sábado nos
fuimos a visitar Bilbao, en una hora ya estamos allí, aparcamos las
autos en el parking de la plaza de toros, sin ningún problema nos
fuimos a buscar la ria, mas concretamente, el Guggenheim, y la verdad
sea dicha, nos causo una grata sorpresa, ya no solo el edificio, sino
también el entorno.
Seguimos la ria,
viendo el famoso puente Calatrava, el de los resbalones, que si hay
que hacer justicia es bonito, aunque no práctico, pero con la
alfombra que han puesto se evitan los resbalones.
Llegamos hasta el
ayuntamiento y el teatro Arriga, antes de adentrarnos el casco
antiguo, como se había hecho la hora de comer, aprovechamos la gran
cantidad de bares de pinchos para comer.
La tarde la
empleamos en seguir callejeando, descubriendo la gran cantidad de
bellos rincones que esconde esta ciudad, en resumen, Bilbao, nos ha
sorprendido, muy gratamente.
C ansados de andar,
nos fuimos hacia las autos, y pusimos rumbo al camping, el día ya no
dio para más.
El domingo, amaneció
con lluvia, con lo cual si la idea era no madrugar, con mayor motivo,
nos hicimos los remolones a la hora de levantarnos. , a este domingo
lo definimos como domingo gastronómico , ya que para comer el chef
Ferrán , cocino un arroz con sepia y alcachofas, , que como diría
Arguiñano “rico , rico “.
Para la tarde
teníamos revisto visitar el Itziar y desde allí volver al camping,
visitando Zumaia, y Getaria.
En Itziar, se
encuentra el santuario del mismo nombre, el templo está presidido
por la imagen románica de Virgen de Itziar (s.XII), una de las más
bellas de la iconografía vasca y que cuenta con gran devoción entre
las gentes de mar.
La siguiente parada
fue Zumaia, está situada en un lugar privilegiado de la costa
guipuzcoana, a orillas del mar y de la bahía donde confluyen los
ríos Urola y Narrondo.
Para acabar la
tarde, nos detuvimos en Getaria, que se encuentra en una pequeña
península que termina en el monte de San Antón, más conocido como
“el ratón de Getaria”, por la similitud del perfil. La calle
Elcano, nombrada en honor de uno de los paisanos mas ilustres de
Getaria; Juan Sebastián Elcano, alterna casas tradicionales de
pescadores de alegres colores con otras de toque más presuntuoso.
Como queríamos ver
el futbol, jugaba el Barça. Nos fuimos teledirigidos hacia el
camping, para cenar y ver el partido.
El lunes ya era día
de operación retorno, en Zaragoza nos despedimos, hasta la próxima.
Y esto es lo que ha
dado de si, las mini vacaciones de semana santa , que seguro que no
voy a olvidar mientras viva , por las emociones sentidas .